miércoles, 10 de agosto de 2016

Phelps gana otros dos oros olímpicos y llega a 21

RIO DE JANEIRO .– A los 31 años, Michael Phelps dice que se siente feliz dando paso a la nueva generación. Pero le está costando irse y abandonar su vieja costumbre de cosechar medallas al por mayor.
El estadounidense volvió a sorprender al mundo al conquistar otras dos preseas doradas el martes y elevar su cuenta a 21, 12 más que sus rivales más cercanos. Phelps triunfó en los 200 mariposa y posteriormente ayudó a que Estados Unidos se llevase el relevo de 4×200 libre.
“Este fue tal vez uno de mis peores dobletes”, dijo Phelps. “Dobletes como estos son mucho más difíciles que antes”, agregó, aludiendo a su edad, bastante avanzada para un nadador.
Sus proezas opacaron un poco la tercera medalla dorada de la húngara Katinke Hosszu en los 200 combinados y la segunda de la estadounidense Katie Ledecky en los 200 libre.
Las tres victorias alejaron a Estados Unidos al tope del cuadro de medallas de la natación, que lidera con siete de oro y 18 en total. Nadie tiene más de tres presas doradas y cuatro en todo concepto.
Los 200 mariposa eran un campo minado para Phelps, quien enfrentaba al rival que sorpresivamente le ganó la prueba hace cuatro años en Londres, a dos húgaros muy peligrosos, incluido el que logró el tiempo más rápido en las eliminatorias, y a un japonés en ascenso, decidido a darle pelea a los grandes.
El estadounidense, no obstante, demostró su clase una vez más y ganó con autoridad en 1.56.36 minutos.
Ninguno de los rivales supuestamente fuertes lo inquietó. El único que lo apuró fue el japonés Masato Sakai, que ensayó una furiosa arremetida y casi lo alcanza. Llegó a cuatro centésimas y se quedó con la plata.
El húngaro Tamas Kenderesi, que había sido el más rápido en las eliminatorias, se tuvo que conformar con el bronce. Su compatriota Laszlo Cseh no estuvo en la pelea y terminó séptimo, mientras que el sudafricano Chad le Clos, que había vencido a Phelps en Londres 2012 aprovechando un descuido suyo, ocupó el cuarto lugar.
Hace cuatro años, Phelps vio esfumarse la victoria en la brazada final. Esta vez se aseguró de que eso no sucediese.
“Cerca del final me dije, ‘tienes que hacer media brazada más”, comentó. Esa brazada fue la diferencia con Sakai.
Apenas concluida la prueba, Phelps se sentó en una de las cuerdas e hizo un gesto con las manos como diciendo “que venga el siguiente”.
El siguiente fue el relevo de 4×200, en el que Phelps solo tuvo que conservar la ventaja que la habían dado sus compañeros. Estados Unidos ganó en 7.00.66, con casi tres segundos de ventaja sobre Gran Bretaña, plata. Japón fue bronce.
“Dénme la delantera muchachos, que estoy medio cansado”, les dijo Phelps a sus compañeros antes de la carrera, según Conor Dwyer, uno de los miembros del cuartero.
Phelps, que se retiró luego de los juegos de Londres y volvió un año después, tiene por delante otras dos pruebas individuales y un relevo.
“Pero esta es la carrera que realmente quería ganar”, admitió.
Además de sus 21 oros, Phelps tiene dos medallas de plata y dos de bronce, lo que le da un total de 25 preseas.
Hosszu, la “Dama de Hierro” de la natación, desistió de competir en una cuarta prueba individual que tenía preliminares en la primera sesión y llegó más entera a la final de la noche, que ganó con un récord olímpico de 2.06.58 y 30 centésimas de ventaja sobre la medalla de plata, la británica Siobhan-Marie O’Connnor. El bronce fue para la estadounidense Maya Dirado.
“No puedo creer que tengo tres oros”, dijo Hosszu, quien en dos juegos olímpicos previos no había ganado ninguno. “Pero no estoy sorprendida. Estoy nadando más rápido y el año pasado fijé un récord mundial”.
La húngara ganó también los 100 espalda y los 400 combinados, en los que batió el récord mundial. Ya no tiene más pruebas por delante.
Ledecky, por su parte, se alzó con su segunda presea dorada y tercera de los Juegos (tiene una de plata en un relevo) con un registro de 1.53.73, superando por 35 centésimas a la sueca Sarah Sjostrom, que se llevó la plata. El bronce fue para la británica Emma McKeon y la italiana Federica Pellegrini finalizó cuarta.
Pellegrini había pronosticado que en esta final caería su récord mundial, pero no fue así. De hecho, Ledecky quedó a lejanas 75 centésimas.
Ledecky dijo que casi vomita hacia el final de la prueba por el stress. “Es algo que ya me ha pasado antes y sé que de todos modos puedo acelerar en la recta final. Sabía que tenía que esforzarme por tocar la pared primero”.
“Ledecky es alguien especial. Terminar detrás de ella para mí es como ganar el oro”, comentó Sjostrom, que ganó un oro en los 100 mariposa.
El japonés Innei Watanabe, entretanto, impuso una marca olímpica en las semifinales de los 200 pecho al cronometrar 2.07.22.
Y el estadounidense Natham Adrian saltó del último al primer lugar en las eliminatorias de los 100 libre. Sobrevivió raspando a la primera ronda, con el 16to tiempo, pero fue el más rápido en las semifinales, en que hizo 47.83 y se confirmó como el favorito.

¿Michael Phelps y el volteo más rápido de la historia?

La liebre la levantó el entrenador de Michael Phelps tras la disputa del relevo de 4x100 libre que ganó el cuarteto norteamericano con la colaboración de su nadador. "Probablemente es el mejor volteo que se haya hecho nunca bajo el agua". Se refería al nado submarino realizado por Phelps tras tocar por los 50 metros. Emparejado en ese momento con el francés Fabien Gilot (le llevaba apenas centésimas de ventaja), emergió a la superficie tras una prolongada fase de nado submarino con una notable ventaja sobre su rival.

Ello contribuyó a que el americano hiciera el segundo parcial más rápido de los 32 nadadores en la final, 24.59 segundos, sólo superado por el del australiano Cameron McKevoy, el hombre más veloz en el hectómetro este año. Phelps entregó su relevo con clara ventaja para su equipo, 1.06 segundos. También contribuyó que la suya fue la velocidad de reacción más rápida en la salida, 8 centésimas, rozando la descalificación. Estados Unidos acabó ganando el oro pero por un margen más estrecho, 0.61 centésimas. Por tanto, su aportación fue decisiva.

Pero la apreciación de Bowman es la que ha provocado comentarios entre los teóricos de la natación. ¿Fue ese en realidad el volteo -viraje tras tocar la pared seguido de nado submarino- más rápido de la historia?.
Datos con reservas

John Mullen, entrenador americano cuyos artículos son muy seguidos por los especialistas, no se atreve a asegurarlo en su blog Swimmingscience.net, dado que, a falta de un estudio biomecánico riguroso, las referencias visuales son las que proporcionaba la retransmisión de la NBC. No obstante, Mullen aporta unos datos que sustentan en buena medida la afirmación del técnico de Phelps.
2.43 metros/segundos

Habría alcanzado en el nado submarino, con datos oficiosos

Éstos se refieren al paso de los 15 metros tras el viraje, una referencia fija en los análisis biomecánicos. Pero Phelps, pese a ser quien más se mantuvo bajo el agua, no agotó ese límite, sino que salió a la superficie sobre los 12 metros. Por tanto, los datos incluyen una fase de unos tres metros de nado convencional. Mullen calcula que nadó 6.17 segundos bajo el agua, a una velocidad de 2.43 metros/segundo. Otros nadadores habrían estado más tiempo sumergidos, pero recorrieron menos metros o lo hicieron a menor velocidad.

Mullen hace hincapié en que no es imprescindible apurar el nado submarino para ser más rápido en 100 metros nadados en el estilo de crol. Lo fueron McKevoy, el estadounidense Nathan Adrian, o el francés Jeremy Stravius, aunque éste es otro dominador de esa técnica considerada como el quinto estilo.
Sólo en ciertos casos

Y aquí aparece una derivada que cuestiona la idoneidad del nado submarino en todos los casos y circunstancias. Según las conclusiones del análisis comparativo entre el nado por la superficie y bajo el agua en las pruebas de estilo libre realizado en los Mundiales de Barcelona 2013 por el técnico de la Federación Madrileña Santiago Veiga, los nadadores puros de 100 libre logran más velocidad tras un volteo si emergen a la superficie en vez de recorrer mayores distancias bajo el agua. Sólo sacan realmente rendimiento al nado submarino cuando compiten en pruebas de nado libre los nadadores que también destacan en la espalda o la mariposa, por el dominio que adquieren en sus prácticas del batido ondulatorio de piernas. Por debajo van más rápido que en superficie cuando nadan sus respectivos estilos.
6.17 segundos

Habría estado batiendo piernas y cintura bajo el agua

"En libre (la eficacia del nado submarino) es un poco diferente porque la velocidad del crol es superior a la del resto de estilos", explica Veiga en un artículo que aparece en otro blog especializado, motherboard.vice.com. "Por tanto, sólo si la velocidad submarina es alta, o el nadador tiene una gran eficacia, puede beneficiarse de una fase de nado bajo el agua (...)". Y pone como ejemplos a Phelps, Stravius o el sudafricano Chad Le Clos. "Es raro hallar entre los especialistas del libre grandes pateadores submarinos", concluye.

Es decir, eso le funciona muy bien a Phelps, plusmarquista mundial de 100 y 200 mariposa, o a su compatriota Ryan Lochte, consumado especialista en espalda. Éste lo demostró en los pasados Mundiales cuando innovó en los volteos un nado submarino de espalda mientras nadaba los 200 metros libre y los 200 estilos. Lo sigue efectuando en la prueba de libre, y probablemente no es tan rápido como lo ha sido Phelps en el relevo de Río, por tratarse de pruebas distintas que se cubren a una velocidad diferente, pero quizá el de Lochte es tan eficiente como el de su amigo en términos de ventaja sobre los rivales. Lochte apura hasta 13 y 14 metros y cada vez que emerge a la superficie gana más de medio cuerpo a sus oponentes. Algo parecido intentó Le Clos la noche del lunes en la final de los 200 libre, donde ganó la plata. ¿El más rápido, el más eficiente?, en cualquier caso un espectáculo cuando estos fenómenos surcan la piscina bajo la superficie y surgen como orcas.


Fuente.- Marca